Patata de forma redondeada, piel amarilla clara, muy fina, brillante y carne blanca, de excelente sabor y muy apreciada en la gastronomía, aunque su consumo no está generalizado por su pequeña producción ya que su cultivo es muy delicado, sobre todo en producciones biológicas. Es una variedad de buen desarrollo, de porte alto y tallos erectos proporcionando un rendimiento alto con tubérculos muy homogéneos. La floración es media y con flores blancas.

Características Agrícolas:

  • Maduración: semitemprana
  • Rendimiento : Muy bueno, con tubérculos homogéneos
  • Materia seca: Alto
  • Verdeo: Muy resistente
  • Virus enrollado: Muy resistente
  • Virus Y: Muy resistente
  • Mildiu: Resistente
  • Sarna Común: Muy poco sensible
  • Sarna Plateada: Medianamente sensible
  • Rhizoctonia solana: Medianamente sensible

Calidad Culinaria:

Presenta un contenido alto en materia seca. Tras la cocción la carne es fina y firme, de color blanco y con buen sabor. Muy buena aptitud para prepararla al horno, para cocinarla, freírla o usarla como guarnición.

Referencias Históricas:

Si ha habido un cultivo por excelencia, en el último siglo, en el Territorio de Álava, ese ha sido sin ninguna duda del cultivo de la patata, no en vano se conocen a los habitantes del mismo con el apelativo de “patateros”.

Si bien es cierto que la patata llega a la península en el. S.XVI, no es menos cierto, que las consiguientes dificultades de adaptación a las condiciones climatológicas y a las costumbres y prejuicios agrícolas y religiosos de la época dilataron la generalización de su cultivo y consumo.

Es a principios del S.XIX, por necesidades imperiosas de llenar los epigastrios desnutridos en las épocas de hambruna, cuando se empieza a difundir su producción y consumo, tanto es así que en 1817 la Diputación Foral de Álava, máxima Institución del Territorio, acuerda la obligatoriedad de su cultivo.

En 1933 nace la Estación de Mejora de la patata de Álava, cuyo objetivo primordial fue la selección de variedades mejor adaptadas a la agroclimática alavesa evitando la dependencia de variedades extranjeras y el consiguiente pago de cánones. Fruto de ese arduo trabajo es la Patata Gorbea.

En Álava, desde los inicios, el cultivo de la patata experimentó un importante auge siendo el cultivo más rentable de la economía agraria del Territorio. Se especializó, sobre todo, en la patata de siembra, llegando a producir más del 50% de la producción estatal.

Hoy la situación es totalmente distinta, la producción de patata alavesa se encuentra en horas bajas. Son muchos los factores que pueden explicar este declive:

  • La globalización de los mercados agrarios europeos
  • Oscilaciones de precios y reducciones drásticas de superficies han dado lugar a una profunda crisis y al desánimo en el sector.
  • La avanzada edad de muchos de quienes se dedican a este cultivo y que, por fuerza mayor, han ido dejándolo sin tener un relevo generacional interesado en coger la azada y el tractor.
  • El marketing que rodea a este producto en las estanterías de los grandes centros comerciales. Hoy tenemos un consumidor engañado por un tipo de stand en el que no se invita a comprar un producto de calidad, donde se valore su aspecto culinario, su sabor, su producción ligada a la tierra, su respeto ambiental, su trazabilidad, sino que solo se fomenta una calidad visual.

Actualmente hoy solo recuerda ese relevante pasado del mundo de la patata en Álava la concesión al Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo, heredero de la Estación de la Mejora de la patata alavesa, la organización, para el próximo octubre en Vitoria, del Congreso Iberoamericano sobre Investigación y Desarrollo de la Patata, dentro de los actos de celebración del Año Internacional de la Patata declarado por la ONU a petición de la FAO.

Sistema de Producción:

Por lo general, la época aconsejable de plantación se puede situar a principios de primavera, entre los meses de marzo hasta finales de mayo. La recolección de las más tempranas se realiza en septiembre, siendo lo habitual recolectarlas a mediados de octubre.

En la preparación del terreno debemos prestar un especial interés al suelo. Como planta de raíz, hay que asegurarse que dispone de un terreno suelto y más o menos profundo para desarrollar sin impedimentos su sistema radicular.

Se procura utilizar las tierras de manera alternativa, cultivando el año anterior en ellas una planta del tipo leguminosa como por ejemplo habas para asegurar el abono nitrogenado. En caso de necesitar más abono se suele hacer con humus de lombriz u otro abono similar.

Una vez preparado, se procede a abrir surcos de 10 a 15 centímetros de profundidad. Sobre ellos se realizan agujeros cada 30 ó 40 centímetros y en cada uno de ellos se entierra un tubérculo de siembra procurando que quede hacia arriba con el mayor número de brotes. El tubérculo, tras ser cubierto, debe quedar a una profundidad de unos 5 centímetros.

Contactos:

Andrés Lecuona
alavesadepatatas@alavesadepatatas.com